Y el candelabro encendido iluminando con
Lágrimas de cristal o talvez de porcelana azul.
Las mesas de mármol sobre un piso enajenado,
-Desconfiadas- y sus lenguas con escalofríos
Rechazan el gemido de la madera.
Acongojados, eternamente lloran y
En esta casa se ostentan.
Ivette Mendoza