Diagnósticos
de almas ardientes y persecuciones vivas.
La reina
muerta, tuerta de mente va
su certeza
en la morriña.
Próceres palabras
acuchilladas en cirugía ascendente.
Aleccioné un
reinado de asombro sin vida.
Y el
cirujano valiente, y el triste paciente, indolente.
Sólo veo una
herida en el alma viajando sin anestesia,
al fin de
los años en cuidados intensivos con
supervisión
de soles, taquicardia lunar un vez sedada,
postraumáticos
ruidos, sordomudos en campos radiactivos
y me duele y
mientras más rio más me duele.
Camino en
los pasos del bisturí, y me rio, me duele
veo la mano de la parca, y me rio, y me duele, donde puedo.
Ivette Mendoza