Verde ,verde la música, blanca la
rosa,
del sol disperso, destellos del medio
día,
universalidad rosal, sensación de vida
portadora de lo imposible, de ser
hermosa.
Para siempre, doble reflexión
espiritual,
movimiento claro de un sentimiento,
de un clamor tibio y de sombra tropical,
en un jardín que flamea fértil y
contento.
Y ella brotó y brotó su deleitable aroma
como implícita energía suavizante
y el sol trepidante le habló en su
idioma.
“Oye blanca rosa, ven conmigo cuanto
antes,
ven seamos juntos, aroma y fulgor,
o una grata combinación de sagrado amor”
Ivette Mendoza