No hay equipaje fútil
en la primera entrada;
ni aeropuerto ni taquilla
para volar con impulso.
Sólo es sonido de avión,
tardanza; sólo apariencia.
Sólo vuelos inocentes
del tiempo entre episodios.
Suspiros, boletos, libretos,
música y dilaciones,
corro y corro, el viento me acosa.
Maravillas de Simbad,
animadas sobre las velas
como ángeles del cielo
pilotear las ilusiones del mundo
pilotear el viaje al ocaso.
Ivette Mendoza