¡De nuevo, Marzo! Estremecida luz
de la tierra de la pasión,
despertando
su beso ardiente, recordada en la
nada toda sonriente y perfumada.
Si de luz hermosa se tiñen los,
campos, de suave aroma su amor
suspira y la claridad que anhela mi
conciencia, muy bien allí se asienta.
Mi corazón sensible se enternece y
es
el aura de mis días calma y efímera.
El asombro de ser una parte
de esa luz es porque es fuego que a
mi
alma soñadora enciende y como ave
puede alzarse en vuelo en su desvelo
hasta tocar los umbrales del
infinito,
conservando siempre tu memoria en
la mía.
Ivette Mendoza