Enciendo la cuarta dimensión de la resonancia
Enciendo la cuarta dimensión de la resonancia
y emerge mi alma.
Sobre lo distante un caucho nuclear hostigoso
flota en la magnetización luminiscente del ojo
de un bisonte.
Conmuto al colisionar la noche con un beso
repetido al neutralizar tinieblas,
y se hace movilizar más allá de su dolor amargo
dando alas fónicas ensalzando las ideas,
en las betas exóticas de la tarde abatida
viajan sus rayos gamma donde
culmina un grito elogiando la blancura del olvido
y hoy, justamente,
tintineando da señales un astro oscuro y dice:
-que un bruñido amor se ha recobrado-
surcando en los ramales más vulnerables de tu cuerpo
se enciende la cuarta dimensión de la resonancia
y emergen nuestros sueños desde su enclaustro
transfigurado.
Ivette Mendoza Fajardo