Con qué ordenó el pelambre de la luz
Con qué ordenó el pelambre de la luz
quiere sangrar, agorgojada, la silueta de la noche
de ajustado mar y necedades del resentimiento
y de ese modo acrecentar el trono erudito
que te doblega y enjoya cual torpe inercia
cuando, al fin, legible y enmarañado,
pasas escrutinio a la cautela del tiempo
y la encuentras ñoña a tu monotonía entera
en panales del esternón tan tibio, tan pervivido
en circulación de tropeles subterráneos
que promulgan, erotizando la victoria
y el talón mareado de mis cabellos
cargados de luto y beldad tras prueba
volátil y cosechadora, en el negror de su
pompa majestuosa por donde salta el mundo.
Ivette Mendoza Fajardo