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jueves, 21 de julio de 2016

Mirada olvidada



Como cosa olvidada permanecía tu mirada,
párpados mitad del mar y mitad de la luna,
el molesto silencio alguna vez escuchado
cuando el alma era tan sólo en el tiempo, una.

La orilla que hacía soñar chubascos y rayos
se quedaba en el secreto de las cosas
pero tú lámpara se hizo avivar a puro nimbo
donde proyectó solo tersura el colimbo.

Despierta, despierta para que yo aprenda,
puedes brillar más fértil en la forma de un poema,
el olvido en sus redes te hizo prisionera
pero de este modo se hizo más reverenda.

Otra vez más vuelve el día de ayer, ya ofrecido,
otra vez más contemplo tu mirada olvidada,
fuerte del corazón ya no la pierdo de vista,
ni entre las frutas maduras del puro gentío,
 Ivette Mendoza

Pelo de llama dorada




Pelo de llama dorada, abanicada,
el vaso con jugo batido, repetido
un sacapuntas ultramoderno, cuaderno,
el ungüento para el enfermo.

Tu respiración, exhala un ala
cuando la penicilina alucina
cuando la caricia desquicia
cuando la lora Lola llora.

La vellosidad de tu piel es el suave pistilo,
el gesto eléctrico, ecléctico
que desea ser simpático.

Es un oso panda con bufanda
una afirmación que parece negación
y que se compara en las dos caras de una moneda.