Esencia
de llanto, gotas de lluvia
En
el ojo del cristal prístino
Que
con furia su brillo va,
Danza
la interminable noche alameda.
Un
giro hacia al amaestrado infinito,
Por
cuyo deseo pasa el verde
Semblante
de una hoja en llama,
¡Ah,
la luz de sol rutilante!
Un
astro mece mis huellas para
Luego
lavarlas en la líquida contemplación
De
la espera en su plenitud bonachona.
Los
días arrasan las melodías de los cuerpos,
La
danza es la sombra de mi sombra
Que
chilla y revienta entre
Indescifrables
verdades
Y
claras preguntas.
Ivette Mendoza
2014