Un
heliotrópico océano risueño aflora
Una esencia
que su eternidad inspira
La sonrisa
del siempre y del ahora.
Dentro de la
espuma milenaria suspira
Su innegable
gloria de la luna hermosa
Y su voraz
razón que en aguas delira.
Piedra y mar
de estrellas arcillosas,
Océano de
lumbre de lluvias pletóricas
Y en su
orilla la ilustre mañana más deseosa.
Crece en
virtudes de formas alegóricas,
Soplos de
veranos que extiende su blancura
Y aplacan
sus soledades metafóricas.
Sol de giros
rápidos en su anchura,
La rabia
azul de su silencio impuro
Sobre la
noche cuando lo tienta a oscura.
El
heliotrópico océano donde aventuro.
Ivette
Mendoza
2014