Desde el fuego del mimbre, la fábula
secreta hereje,
la imaginación de murallas es
un puente entre la edad medieval y un prisma de colores que se enferma multiplicándose
en otros, se argumenta y se retracta
sobre la piedra cantera.
Aquí en este corazón suenas
los pájaros de sonidos
acústicos para luego volar a
los cielos felices. Aquí la
ansiedad de Chaplin por donde fingía
ser la fotografía
de la risa y pulsa y muele y cautiva
y monta la página
en blanco y negro.
Voz dentro de la voz de anónima
votación cultiva
el talento y quema el cardo de
la memoria y reconquista
su fama.
La agitación floral de tu palabra,
tu cariñoso piélago
de corales que en etéreas
redes hace ondular el peral.
En tu corazón permanece una
laguna de ciprés que se
parece a tu cuerpo con un
sayal de zozobras.
Al compás de la música la niña
de tus ojos bailan el
entierro de la zumba y su encorvado
espíritu.
Solitaria y melancólica aún
recuerdo el ensueño de
edenes disipados de amor.
Ivette Mendoza
Ivette Mendoza