Como crepita el pensamiento así
está impreso:
como de viento liliáceo que se agrupa en el perfil y la lógica
como la rosa náutica de un cuarzo sin idea ni sentido
como el mecate que cuelga del techo pixeleado de sensatez
como de viento liliáceo que se agrupa en el perfil y la lógica
como la rosa náutica de un cuarzo sin idea ni sentido
como el mecate que cuelga del techo pixeleado de sensatez
como rotulado de rodilla a
rodilla, rótulo del mediodía
como Septiembre vomitando huracanes desde el techo vertical
como Septiembre vomitando huracanes desde el techo vertical
como la idea serpenteando por
su habilidad fúnebre
como la nuez fermentada de la cataléptica
zanca del potentado
como calamitosa y con escalofrío
culmina en su calvario
las quinientas calorías que
consume del ombligo del mundo
es más que de sobra para
seguir contando la amplitud de su
movimiento. Entrecejo fluido
que ya no era de nadie, ni nada;
como letanía de lenguas
abanicadas por el polen lunar y a
todas le da la posibilidad de
decir algo entredicho porque a
veces lo acorrala la rendición
con un ojo abierto; veinte
ciruelas que tiran balas de
guerra; veinte ciruelas que somos
una negra y dulce realidad; y
de fuego sentirnos para hacer
el amor.
Ivette Mendoza