Viene del aire gorrión de
plata 
aire que quema topacio 
en este deshielo trémulo
que lo invade un arrebato 
con cien cirios imantados
al corazón.
Una partitura del viento 
y una brisa feliz
conservan intacta
la pluma en el aire,
huella envejecida
huella envejecida
donde no nos quejamos. 
El amor existe
y su gracia perenne
también.
Ivette Mendoza
