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martes, 6 de septiembre de 2016

La engalanada vida


La engalanada vida
más su pecho nevado
derrite en la ventana
la ventana del silencio.
La melena del alma,
el fruto glorioso
del trance reanimado
de cerca tranquilo.
La engalanada vida
se desplaza por siglos,
en el castigo pasajero,
crece la vid del mundo
del mundo entero,
una molécula de agua
de repetitivo entender,
vana razón de lluvia,
pera en el peral
hiperactivo y desmedido
proposición nostálgica
adivinada costumbre,
fiebre del ayer,
más ceniza que ceniza
más el reverso del vaso
qué más quiere la historia.
Ivette Mendoza