Así de la razón arde la naturaleza,
con la defensa tenaz del mediodía
en un recorrido de maravilla
tropical
las flores son de durazno y de
cristal.
El florecimiento de su esbozo
poderoso
cada trazo parece tener vida propia
y el elíptico sol, solo mira hacia
dentro
para evocar solo amores talentosos.
Fotografía del mundo y su arte
universal
en la desaparición de su llama
inconclusa
arrojémonos y desmemoriémonos
al último arrojo que deja la aurora
boreal.
Así de la razón arde la naturaleza
y en la avispada neurona brillan las
estrellas
o bien cuando la anima un
sentimiento,
su secreto es la combinación de
pensamientos.
Ivette Mendoza