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jueves, 28 de septiembre de 2017

La espiga

La espiga dentro de la máquina del tiempo ido.
Los pájaros rondan a la gota de vivir, vivir impuro.
Dedocracia irreparable, libro del penitente distraído.
Geranio de alegría, suave en las mejillas, oscuro.
Dos mitades de la penumbra, dos fragancias vagabundas.
Los dramas de la vida se repiten, su nomenclatura es espuma.
He pasado todo el tiempo buscándote en la nada, encrucijada.
El apéndice de la ternura procura vivir desparasitada de locura.
Una corona impone su brevedad sobre el asombro musical, evaporada.
Si será el mar enemigo de la quietud, de la soledad, del destino y la gloria.
Antes, yo sabía que mi alma era una cascada en las rocas, un eco triste.
Para encallar en el útero de las flores, remolino abrumado de dolores.
Ivette Mendoza