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jueves, 24 de diciembre de 2020

El plancton de Andrómeda

 

El plancton de Andrómeda unísono fija las directrices verticales que
hay al anochecer/ Arrimarse hasta un rectángulo como ingresar a un
encuadre que se desnivela por completo en tus abrazos, o explorar de
golpe las voces del invierno / Noches de espinas en retumbos que surgen
del vacío / Era abalorio rojo atraído por sílabas y arrumacos tirados de tus
dardos certeros en frutos de un sueño / Y es tu capacidad de mieses en
claraboyas periódicas y estrellas la que regresan tijereteadas de seguir
el rastro de la palabra en la frenesí universal / En el encadenamiento
transversal, un sol de seda y corbata por la selva de sílice / Dentro del
corazón pretérito de las estirpes, navegar hacia el filo del vértigo se
filtra el último sonido de la vida / En el perdón de mis rodillas cada vez
que llega a un brusco báculo suscrito que lo convierte en ciegos lentes /
Lloro, me doblego o huyo en lo que yacen los minutos degollados /
En la oscura colina, la espiral veloz es un instante de estudioso tranvía /
La sombra alcaraván se moría ensimismada de tener maracas labradas
en pelícanos terrestres, incluyendo la cifra de la simpatía perfumada,
en la que sólo soy una nota musical de esta lúgubre canción/
Ivette Mendoza Fajardo