Por su
inquebrantable fragmentación sicómoro bestiario entrega la savia
virtuosa/
reverdece a ser el fragor vital de la bocina/ matiz sonoro de las
cebras lloraban siglo a siglo el espíritu de las lenguas/ se va enroscando
un mar
dentro del mar impulsando la estrafalaria mordedura/ El secreto de mí
misma le
juzgará marfil noble amargo sabor de la pandemia/ ser boceto del
epitafio
esos negros quioscos que alcanzaron a rozar pelusas de pisciformes
evidencias
tácitas/ hervor del desafío humanamente oscuro y laúd de mal
auspicio/ de
la lechuza que aguarda la templada guarnición/ La lujuria en su
madriguera
me trasplantó hacia sus imperios/ Trueca por el duro acero
ataviados de
etiqueta como de hambre electrónica con un túnel infinito y brillante
simbolizaban
alfa-sextuplicación gris en el martirio/ Invertida como los
antípodas
polvos de la galaxia socavada en la brujería y santería/ Antes por
el ascua
batallador y dominante la rueda del destino resuelto en la convocatoria
del sentido/
Un ejército de tarántulas aguerridas/ Por el humo saliendo
de tus
sienes evaporándose en mis costados disyuntivos / Ojos de pailas freidoras
justo a su
alcurnia/ Creolina de mí Diango mi papa papito papera sabrosa
canción de
la pa-pa-da amistosa lobo verde hambriento de ovejas revoltosas/
Ivette Mendoza Fajardo