Fervoroso milagro de amor indefenso
Fervoroso milagro de amor indefenso, galvanoplástico,
en su costumbre de madre perla, en su
abalorio crujiente
confesado de silencio acaudalado que
ya no regurgita.
La feminidad esencial de las llanuras
se llena de luceros.
Se anuda en un mar de batallas. Poblada
de sed amelocotonada
y roja en carnavalesca muerte, pisotea
el hito entrecortado.
Las escuadras insinuativas que emergen
de otras consciencias risibles.
Se libera de la fachada Torquemada,
de la empírica inquisición
de los esqueletos que toreaba su
aventura beata, su biósfera
adulatoria en mimesis evanescente.
Ivette Mendoza Fajardo