En
la rugosidad del pensamiento renovador,
analiza
Freud la sombra de su espíritu,
la
conciencia de los matices es un jardín tortuoso,
respirando
crisálidas de recuerdos fragmentarios,
el
tiempo sin igual en forma azul brama, una lanza
perspicaz
al epicentro varonil del alma.
El
adagio de la angustia visceral,
bordeando
tus neuronas diezmesinas,
los
huesos dislocados para relatar
de
nebulosas y amores desmenuzados.
Éxtasis
dionisiacos, momentáneos,
en
la barbilla de un quitasueño resbaloso,
que
atrapa tus remembranzas como estrellas locuaces.
Un
mar de candor metafísico,
profundo,
hipnótico, un entresijo volviendo etéreo,
en
el experimento de liberarte de tu calabozo carnal.
Pero
reanuda en tu psique que es tu repercusión disconforme,
y
desde ese esfuerzo vano edifica tu brevedad en tal océano.
In the Roughness of Renewing Thought