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viernes, 29 de diciembre de 2023

En tu reino interactivo

 

En tu reino interactivo, el umbral lila de lo sublime:
Casco y pluma, bálsamo en corredores translúcidos.
Lo desparramado, imperecedero, aún no vencido
en hipos apagados. Reciente como la partícula,
sorprendida me ignoras, me abandonas, me condenas.
 
Tu ciencia opaca, un reloj de aura temblorosa:
Escudriñas con confesión serena en claridades oscuras.
Devoras, prudente, el alma de un teatro convencido.
¿Enfrías una tumba equivocada con dedos laxos,
de destinos solterones?
 
Borras la indiferencia con saliva monótona.
La parálisis tímida evade hachas, vida en verdades errantes,
porque ajeno es el feudo, el vistazo del mar, el nadir de la molestia.
 
Amémonos unidos en la natividad del crepúsculo,
que se baña en infartos hermanos y opacos,
en las jotas imperiosas, en el naufragio dos
por uno, orondo amigablemente.
 
Tú, año viejo energético de pesadillas, encubridor de realidades,
en tu bolsillo, donde el desconcierto y la luna se repelen,
allí nos perdemos, en el extraño ruido de eternidades fugaces.
 
In your interactive realm
 
 
In your interactive realm, the lilac threshold of the sublime:
Helmet and feather, balm in translucent corridors.
The scattered, imperishable, still not conquered
in muted hiccups. Recently like the particle,
surprised you ignore me, abandon me, condemn me.
 
Your opaque science, a clock of trembling aura:
You scrutinize with serene confession in dark clarities.
You devour, prudently, the soul of a convinced theater.
Do you cool a mistaken grave with lax fingers,
of bachelor destinies?
 
You erase indifference with monotonous saliva.
Timid paralysis evades axes, life in wandering truths.
because foreign is the fiefdom, the glance of the sea, the nadir of annoyance.
 
Let us love each other united in the nativity of Twilight,
which bathes in brotherly and opaque heart attacks,
in imperious jotas, in the two-for-one shipwreck,
amiable and rotund.
 
You, the energetic old year of nightmares, concealer of realities,
in your pocket, where confusion and the moon repel each other,
there we lose ourselves, in the strange noise of fleeting eternities.
Ivette Mendoza Fajardo