Anillo de Flauta y Niebla
Atada a las alegrías ambarinas de tu pecho,
ceñida al anillo colérico de tus manos,
juego a desgarrar las vestiduras de la
niebla
con un volante nuevo,
rompiendo vitrinas que tus eclipses de
flauta
llenaron de noches y trópicos latidos,
donde el silencio es escalera en espiral de
serpientes
digitales.
Los bailes de música celeste eran abejas pinchadas por el
tiempo,
besos tímidos en caída oblicua,
defendiendo sus poderes roídos por tintas
huidizas,
mientras el cedro triangular
se viste de algas secas,
se cuelga mansamente, sin pausa,
y lleva un astro atrapado en la garganta
que quiere ser violín hasta el aura de la
piedra,
ser gala epitelial, pluma de inocencia
fría,
silbato y caricia magnética,
transparencia infalible
que sólo en mi distancia desigual
puede ser comprendida.
Ivette Mendoza Fajardo