Alquimia del olvido
Yo, ser de soles, camino tras lo inédito,
tras el asombro,
aromas de incienso cruzan vientos de
ensueño,
melancolías de albores estrellados, sombras
que nombro,
donde en el gozo la luna-amapola arde en
incendio pequeño.
Una alquimia silente me toca,
soledad que abraza un horizonte ciego,
besos dolientes se disuelven en tiempo y
colores,
caricias de miel y acero, temblando en
temores.
Melenas de fronda y fuego me encierran,
mi descontento es oro opaco,
brocados vibran con un pulso incierto,
flores y vida que quedan quietas, sin
arrebato.
Y el miedo —punzante, latente, velado—,
abraza escombros, une olvidos y llantos
callados.
Ivette Mendoza Fajardo