Lluvia Ácida Sobre el Recuerdo
El recuerdo sopla en mi ataúd de lluvia
ácida,
gotea con fulgor lo que nace, y no se
olvida.
Rutas líquidas en mi memoria, epidermis del
viento,
zancos burbujeantes donde el tiempo se
desliza lento.
El recuerdo vibra —eléctrico— en mi agua
encarnada,
anida en el arpegio imantado de mi alma
sellada.
Es un gozo terrenal, taciturno, que suspira
desde el tragaluz eterno de mi piadosa
pira.
Cuando ato mi vientre al vacío, todo se
contiene,
reverberan cerrojos en el lino que me
sostiene,
y mis cinceles de anilina laten, presencias
y viaje,
formas tenues que dibujan paisajes sin lenguaje.
Cuando se excita mi mentón azulino, regresa
el olvido:
las congojas se piensan con rocíos sin
ruido,
y los oleajes recuerdan mis plumas ya
sumergidas,
fuentes que se disuelven, intactas, pero
perdidas.
Ivette Mendoza Fajardo