Patronato de los Números Pálidos
Hablan de mi aritmética en las tramoyas del
patronato,
con tules crepusculares y mentes afiladas;
cigarro pueril que el viento atesora
torpemente.
Lunas se aventuran en la comedia de este
poema.
Reinos rectos de cifras vitales
se tornan oblicuos, desiguales,
con voces oscuras que encienden
un socorro ceremonial en el hervidero del
bochorno.
Y el resto: un sol en caos humillado,
ungido por un cobre mate y tenue,
que depura lo que soy desde adentro.
El arte se alza en un horizonte de números
pálidos,
fuerza de dioses geómetras
que usan la matemática
para contar historias arteriales.
Mis pasos envejecen, apretando su
necesidad;
arrepentidos, bajo el cohete de la
indiferencia,
queman su ropa con granos
de azulejos despavoridos, serenos,
sonrientes.
Recuerdos enzurronados del pensamiento,
soplados, pierden sentido en la apuesta;
y se disuelven entre espigas estrafalarias
de mis amores imposibles.
Ivette Mendoza Fajardo