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martes, 29 de julio de 2025

Rabadilla de Clamores

Rabadilla de clamores resuella aburrida,
por caballerosidad o desagravio,
flota en mí, como cuando un gesto de dulzura
me arrastra a caracolear en la tiniebla retraída.
 
¿Qué pertinacia tan maligna requiebra, en esta desmelenada
manía cósmica que me precipita al paso acelerado?
Qué párpados arrugados de falacia,
cuando el agorero signo de la hebilla giratoria
se deja ver,
cada día trémulo de valentía, más límpido en la historia.
 
El monólogo musculoso que arrastro, anheloso,
es un regazo mustio y estrellado,
donde seco lágrimas sobre la lengua extraña
de la palabra.
 
No es posible sobrevivir a esa idolatría enloquecida,
ni a esa canción paleteada por las naguas del dolor;
cruz de sonrisa suave, quebrada y sin recriminaciones.
Las horas se alargan aceptando el tacto que palpa
una delgada eternidad de rencor desmesurado.
 
Solo falta añadir mi cabello a las punzantes trenzas de los mares,
que el nuevo oleaje derribe una hebra de mi pura geometría,
para tejer las cosas que afligen los atardeceres, que huelen ansiosos,
en un día inaplazable de luz amaestrada.
Ivette Mendoza Fajardo