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martes, 19 de enero de 2016

Gladiador


Un sórdido silencio impuro
Es calenturiento de felicidad
Por eso
Ha vuelto a la casa
El gladiador que desaparece
Con su espada fermentada
Atrapando del mar sus peces.

Hay una coraza de palomas
Absorbiendo los sonidos
En la última consonante
Su silbido empedernido.

La cordal de sus bellos ojos
Masca gomas de mascar
Mientras lucha su muela
Se avinagran mis tobillos.

Su muscular rizoma se asoma
Enraizando de cicuta mi corazón
Y cuando besa
Son besos venenosos
Sin temperatura ni presión.

Ivette Mendoza

lunes, 18 de enero de 2016

Tierra urbanizada de hierro

Una carroza de caballos llevaban los féretros
Que venía de la tierra urbanizada de hierro.
Los visitantes allí amanecían explotados en algún
Estacionamiento de carros y por un segundo
Todo se detenía quedando un olor a carne
Asfixiante y la mirada cicatrizada.

De las chatarras de metal,
Una masa hulosa sigue su intento de volver
A construir una carretera infinita a la que
Para estar conectados también debemos de estar
Al tanto de su historia.

Por el otro lado erigimos pilares de barro demasiado suave
Por eso cuando sus mares nos golpean somos
Como débiles caracoles que mueren en la orilla.

Son nuestros párpados tan sumisos que a donde
Serpentea la agonía de su luz más ondulamos en ella

No miremos hacia atrás porque su fiebre calenturienta
Nos envuelve en sus aparatosos pliegues
Y acabamos con la espalda derretida.

domingo, 17 de enero de 2016

Melancolía vesicular

Eres como mi coma diabética
Dulce, empalagoso y mortal.

Sigues siendo melancolía vesicular
Ni amas ni sabes amar, pero al
Fin y al cabo me agarro a tu
Mano auricular.

En la taquicardia azul de tus besos me
Llevas recorriendo el alma, hundida
En su océano biliar.

El tiempo es nuestro, de los ahorcados
Ahora abracémonos entre las telarañas
Que orgullosas nos van tejiendo.

Te has disfrazado de prohibición
¡Condenado! Ahora llevas el corazón
Partido. Hoy me espera una vida
Canina. Lameré tus heridas porque
La penumbra está manca.

Con tu lujuriosa mirada me engañas
Pues con ella desvistes a cualquier mujer y después
Tengo que descolgar calzones y braseares
De la ventana de tus ojos.
Ivette Mendoza