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lunes, 16 de mayo de 2016

El enigma del meditativo Atlántico



El enigma del meditativo Atlántico
La medusa y la diminuta mano
Que en el mar navega su piragua prieta.
En piruetas se enreda tu cuerpo con
La brújula que guían buques de turquesa
Y en la noche que te piensan el negrito
Baila de cabeza.
Rítmico como la salsa tropical
Suave como la piel morena del anochecer
Danzarina como las muchachas del jolgorio.
Apagan la luz, azul, azul sin comulgar
Y colérica la tarde con su cola claroscuro
Ríe en el túnel de los campos, ríe, ríe sin parar.
En un canasto camuflado va el viento que te encierra
Y en caracoles de botones brota tu enloquecer.
Todos te ven pasar cuando te cambias al rey del carnaval
Todos te sostienen cuando vuelves al mutismo de las olas.
Ivette Mendoza

Voy sobre



Voy sobre la hora montada
Yuma yuma ja ja pio, pio dijo el tigre
Miau, miau su mamá
Cinco cuernos tiene el gato
Siete patas para lazar
Ándele, ándele noche de ronda
Cara, carísima carismática
Ensoñada, ensoñadísima
Los diez delirios de la luna
Lunada, lunadísima sonada
Enramada hecha de la nada
Nadadina precolombina espina
¡Au –au- au -au! Seca tomate
Muele el maíz, bate la olla
Todo o nada, nada y todo
Todo, todo en Cuasimodo
¡Vamos chilote derrite!
Masaya, Masaya suena la marimba
Granada saca la espada
¡Ay, ay! Madreselva malva
Salva salvador de felpa suavísimo
José Traña trama la tragedia de Dante
Antes que se le adelante el almirante
Los tres hijos del sol con la cenicienta
Sus tres martirios solares
¡Yuuuju! Me ama, no me ama
Que importa lo importante es
Amarse a sí mismo
Papalote fantoche pela la pata
Chancleta bicicleta armada con pistola
Bang, bang, el golpe con una escopeta
Me condimentan y me cocinan
Me hacen barbacoa boa, boa
Pica y pica y rasca y rasca resaca
De madrugada fiero, fiero era agüero
Cola, cola en bataola
Ivette Mendoza

domingo, 15 de mayo de 2016

Tu cuerpo enredado



Tu cuerpo enredado entre los eucaliptos
Presiente la distancia en la distancia
Y un jilguero azuloso, azorado de recuerdos.
Tu amor es más aquilatado que las caricias
Que hacen tus manos.
Amartelada, durmiente me encuentro   
En un símbolo de tu presencia,
Tu calor me sirve de perseverancia,
Como una dilatación de alegría.
Un túnel de laureles inestimable
Por donde tú y yo pasamos
A repasar el tiempo y esperar el minuto
Que nos une carne dentro de carne.
Merezco no vivir detrás de la timidez
De la puerta indeseada,  
Retorna la mariposa hada, roturada
Es la posibilidad de ser nueva
Es la posibilidad de ser tormento
¿En cuál de ellas me ahogara?
Oscilación de amarantos, pasión de enebro
Te enrosca en esa botella que se tiró al mar
Hace quinientos años.
Ivette Mendoza