Escucho una voz que nos pregunta
Escucho una voz que nos pregunta
por profundos barrancos de amígdalas
mientras nadan las medusas malhechoras
y sus tentáculos son partícipes del delito.
Qué el aire que se traga esa efervescencia,
Qué en el fardo de tu deseo una sílfide llora,
Qué lamenta el geranio contra fría grasa
Qué un silencio que alza escollos con dragones,
Qué el cielo azul, ha formalizado en sus letargos
no se oye ahora el rugir de una idea gangrenosa
que pregunta si esta boca es mía, tanto
así, como cuando repicó tu voz en mi mente
y decía amor: !Abre tus ojos mancillados!
Ivette Mendoza Fajardo