Aquí ante un voluptuoso sol
 
Aquí ante un voluptuoso sol, como sobresaltado vencedor
 y salpicado de una líquida paz mi apesadumbrado
 llanto desfigura. El primer miércoles divino decenas
 de cuervos personificaban miles de estrellas semidormidas
 silenciando la noche, repicaban en la húmeda y
 malévola prisión para facilitar la ingle del fuego. En el
pretil
 de la mañana, un relámpago incólume las
rigideces
 de la pregunta atraviesa. A pesar de la oscuridad, ha triunfado
 el primer muerto estafador. Cualquier dios propone
 hacerte poema. Estaba tan maltrecho, tan lacteado
 y tan lacónico el rompeolas, que hicieron posible
 una premura de existencia sin ropa articulada, articulada.
 ¡Oh y el buen samaritano ante esa terquedad
bastante abundante! es cuando la constancia de la dicha
 al revés en los primeros encuentros decide enmarcar
 algún celaje de aprensiones.
Ivette Mendoza Fajardo