Pómulo sediento de occipital ahínco
Pómulo sediento de occipital ahínco,
tu imaginar que me extasía como un omicrón
lujurioso, la lengua del maxilar deseo, incoherente
pasión cervical cuyo vino no apetece ningún olvido.
Pero sublimada con esa fábula dorsal, solo
breve estalla tu sueño como un guantazo azul en alerta:
su parloteo que espera algún sufrimiento, y en su
acaso tiene la astucia de conocer tu axiomático
secreto.
Ivette Mendoza Fajardo