¡En el cielo
nocturno de tus sueños, oh un gemido estelar!
la luna, cáliz de
corolas, en su esplendor divertido,
y el viento
danza, supersticioso y misterioso y leal
acariciando la
ingle de la noche arrebatada en su fulgor.
La tormenta arremete,
feroz y crédula,
como guantazo
furioso de la ira divina y asesina,
y en la
intemperie de emociones indómitas,
se esconde un sol
radiante tras la cortina de ámbar.
La greda del
pasado, hoy se sedimenta como
en la historia
que teje este tiempo errante,
y en el
equilibrio frágil, pero eterno de furias,
reposa el alma,
en su vuelo titilante.
He sedimentado
dolores y pesares y rescoldos
como vestigios
que el tiempo va dejando,
pues en cada
guantazo de los avatares,
aprendí a seguir,
sin quedarme esperando despacito.
Así…así nomás.
Iv ette Mendoza Fajardo