¡Mis
dedos saltan la quebrada imposible...
¡Y se tonifican por el chorro de la amabilidad!
Veo
sus uñas sobre un día de ojos
extraordinarios...
La
boca con sus gestos, nos brinda
cálidos
y espirituales besos.
¡Su
mareo es la imitación de su voz infinita…!
Los
errores bancarios cazan de la estrella sus arrugas
y veo
un préstamo sonriente vertiendo llantos
de
payasos
lágrimas
que van entrelazadas en los encantos
pectorales
de medusa y adivinan el futuro
sobre
su colores y morfemas peculiares.
¡Pensaron
en mi... en nuestros pragmáticos placeres
y
comprendí que la modorra es un experto mujeriego…
Y el
mar… la fortaleza del mundo...
de la
humanidad entera.
El
dolor vive en el indecente escalafón... en mi…
en lo
que nunca fue aconsejado,
Perdóname
no tenía idea que era hecho de egoísmo
ripioso,
pero... así…así discreto…
Ivette Mendoza Fajardo