La Sinapsis del Silencio
Efímero, el cloroformo del pensamiento,
navega entre la sinapsis del silencio y el límite del
horizonte,
custodiando y recompensando mis recuerdos.
Mitones crepusculares; comitiva colegial y bufonesca,
que madruga en sombras,
se eleva sobre el asfalto de tu voz enceguecida.
¿Acaso mis ojos se conglomeran al impulso del
neurotransmisor?
Ahora, más cerca del espectro maternal de tu mente inquieta,
soy el metal indómito de tus miradas fatigadas, bordando
la profecía amorfa—
ensamblando la electricidad de tu jardín neuronal.
Bajo la constelación que truena a medianoche,
descienden mis labios hacia tu cintura alineada con el
viento norte,
para sustraerte, furtivamente, el sueño imperioso
y desenredar tu fatiga en la contienda elíptica...
¡Silencio, cámara en fotogénesis!
Con solo tu elocuencia sagrada, se consuma la rendición,
derramando el amor fluido cuando ya la luz divisible se
torna insípida.
Ivette Mendoza Fajardo