Anatomía del Morado Sonante
El monitor sagaz, cable vivaz, metiche,
carnavalea en sangre y vibra en su afiche.
Píntalo orejudo: que el primer golpe entero
surja del relajo apapayado con su acero.
Contra un parche en el ojo, un huacal
mañanero
se vuelve intravenoso, estrellándose
ligero.
En cebada del dolor lo erige elegante:
¡a la púchica! pelea, con amor, un morado
sonante.
La intoxicación lo dobla; la pereza lo
arrulla.
En su bote sencillo pide el agua que
retiene.
Huye del costo: el cuerpo muta a piel
amarilla.
Y florece el mal, que en sus olores
sostiene:
rebana la guajada, apostando, afilada…
¡Esqueleto de disco duro que campanea la
hora dada!
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© 2025 Ivette Urroz.
Ivette Mendoza Fajardo
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