El soneto cambia de forma
Hoy la conciencia
no amaneció grave.
Solo estaba
un poco pegajosa,
como cuchara mal lavada.
La dejé secar
en el borde del día.
No por ética,
sino por pereza.
Y funcionó.
Mientras,
un soneto llueve
en Vancouver
de aburrimiento.
Copyright
© 2025 Ivette Urroz.
Ivette Mendoza Fajardo
Todos los derechos reservados