Como menguada deja su fuerza
La pregunta continua;
La llamo la entrometida y
necia
Que insípida se diluye en mi
instinto.
Incógnita vaselina debe
resbalar sobre la piel,
Pregunta- ¿Por qué he de
contestarte?
Toda felicidad o tristeza corre
a cuenta mía
Porque fisgar mis
pasos es un juego peligroso
Que puede debilitar los huesos
tuyos que llevan
Ya sus zapatos desgastados.
Ivette Mendoza