Renacen
planetas en la duda del horizonte
Florecen melancolías en los sueños de la fruta
Se tornan mal pensadas la montañas de Vancouver
Florecen melancolías en los sueños de la fruta
Se tornan mal pensadas la montañas de Vancouver
Danzan los
siete cabritos en un círculo de fuego
Corren chorros
de dinero en la campaña de Trump
Llueven peces de colores en los ojos del alcaraván
Llueven peces de colores en los ojos del alcaraván
Navegan
submarinos en las aguas de la pestilencia
Caminan en
puntillas los astros en el universo
Pelean entre si las siete hermanas pléyades
Pelean entre si las siete hermanas pléyades
Saben a leche
condensada los besos de Romeo
Tiemblan de frio las calles canadienses en el invierno
Silban las hojas del peral cuando están alegres
Tiemblan de frio las calles canadienses en el invierno
Silban las hojas del peral cuando están alegres
Se enloquece
el micrófono cuando canta Justin Bieber
Hacen el amor el sol y la luna durante el verano
Escupen de sus bocas iPads los robots electrónicos
Hacen el amor el sol y la luna durante el verano
Escupen de sus bocas iPads los robots electrónicos
Miente y
sigue mintiendo el cerebro de la piña
Tocan serenatas en la garganta de un sapo muerto
Tratan de hacer paces la verdad y la mentira
Tocan serenatas en la garganta de un sapo muerto
Tratan de hacer paces la verdad y la mentira
Desconfían
del cerebro su alianza con el corazón
Sellan los párpados del tulipán y lágrima no escapa
Sellan los párpados del tulipán y lágrima no escapa
Congelan los
sentimientos del mundo entero
Fijan su fecha
de boda la ternura y la felicidad
Padecen de depresión las nubes y se ponen a llorar
Padecen de depresión las nubes y se ponen a llorar
Crecen manos
en el pensamiento de un mango maduro
Clonan el
pensamiento amoroso de un pájaro galáctico
Vuela el pájaro
galáctico en el valle de los suspiros
Analizan la depresión
de las nubes y reciben terapia
Resuenan en
el alma las sinfonías de Beethoven
Emergen
arañas de la inteligencia de un oasis
Desgarran el instinto
de un pez, se lo come una sirena
Queman la
memoria de la tristeza agonizante
Ivette Mendoza