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viernes, 28 de abril de 2017

En la oquedad vibra el tango



En la oquedad vibra el tango sempiterno

que sueña la mujer romántica.

Su estrella sabe a intuición,

el miedo no la desmenuza.

¡Cuánto deseo indudable enciende el bombillo!

Desde el Éufrates llega una fruta prohibida

para probar su consciencia,

desde el pilar romano lo dulce sacro

que promueve la primavera danzante del mañana.

Debajo de su voluntad vive el faro de control,

descansa en la obediencia de una alma moribunda,

trama la perfecta leyenda en el lento coexistir.

Cata lo translúcido en la placidez de su antojo

como mieses y algas, el  psique de su estirpe.
IvetteMendoza