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miércoles, 10 de febrero de 2016

La cama de las aguas



La cama de las aguas gemelas de colchón agrietado,
tiene largos caminos, el tiempo sediento de eventos.
Tu suspiro vierte como una catarata
y me divierte pero las horas mayúsculas
advierten que las sierpes minúsculas ondulan y pululan.

La aurora sonora atesora aretes de oro con lloros
por tan solo un par le imploro
para las orejas de mi decoro que tanto valoro.
Mi cuerpo crepuscular oscila
en una pendiente matemática pero más
tarde de andar y andar es elevado
al cuadrado de la curvatura de la tierra y por eso en
su áurica sombra me encierra y me entierra.

Ahora es más difícil soñar que antes, cada día
el mundo se hace más virtual que soñado.
Un sorbo de vino tinto en tus labios da como
resultado besos embriagados, y tú me ves
parlanchina y feliz como una lombriz.

Ivette Mendoza

martes, 9 de febrero de 2016

Frutos prohibidos

Frutos prohibidos que al comerlos
amarran los corazones.
Cantan cantata notas almendradas
que de un eructo salen del alma y se
pierden en la zozobra.
Un venado vendado da un salto tan alto
que parece un venado alado.
A punto de nacer
está el amanecer
será un volcán labioso
con cabellos despeinados.
El sublime ojal y botón que
cierran la camisa universal
holgada astralmente.
El obsceno astro que
dormido es ameno
no derrama vulgar veneno.
Voy sostenida a una lágrima
pluvial, mi cuerpo en diluvio,
sobre el Danubio.
La ciencia que ha muerto,
el teorema que lo resucita,
y luego le da un formulazo 
y la crucifica.
Entre millares de sombras
he perdido la mía, una nueva
reencarnación para encontrarla.
Ivette Mendoza

Cruje la puerta


Cruje la puerta junto al clavo
se come el esfuerzo del martillo.
Una redendija encuentra la luz
y se torna discreta,
de la puerta cuelga una cruz,
se nota con la puerta abierta.

El marco es prefabricado,
sabe que va acompañado,
la luna se ve al otro lado
le cuesta encender la noche
no quiere entender
que es un platinado serrucho
que puede aserruchar la maldad
con voracidad.
Ivette Mendoza