Cruje la
puerta junto al clavo
se come
el esfuerzo del martillo.
Una redendija
encuentra la luz
y se
torna discreta,
de la
puerta cuelga una cruz,
se nota
con la puerta abierta.
El marco
es prefabricado,
sabe que
va acompañado,
la luna
se ve al otro lado
le
cuesta encender la noche
no quiere
entender
que es
un platinado serrucho
que
puede aserruchar la maldad
con
voracidad.
Ivette Mendoza