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miércoles, 3 de febrero de 2016

Mi Poseidón

Afrodita era hermafrodita y toda la carne
humana se la tragaba todita, pobrecita
Afrodita.
Me excita, me mata, ver a Poseidón,
un gran hombrote, un gran machote,
que con ese cuerpo a cualquier mujer
Desbarata.
Yo quiero, yo quiero que me haga el sexo en
ese rincón,  quiero morirme viendo estrellas
o morirme de la emoción a como lo hace
Afrodita la bella.
Y Afrodita que se las traga toditas, que se
vuelva loquita, pues cree que porque Dios
la dotó con los dos, derecho me quita.
Esto ya no es una guerra de los Minotauros,
es una verdadera prostitución entre Poseidón
y los centauros que tienen sexo igual que
los cabros.
Atenea, Atenea cuando se la ve a Eneas
el vientre menea,  pero el viejo Eneas del
susto se mea.
Ay que odisea la mía cuando uno más desea
irse con Poseidón en esa marea aparece
Pericles enseñando el popsicle y con el tridente
Poseidón lo agujerea.
Yo me quedo con Poseidón porque me da
para el pan y para el calzón ¿y Pericles?
no me da ni para los chicles.
 Ivette Mendoza