Afrodita
era hermafrodita y toda la carne
humana se
la tragaba todita, pobrecita
Afrodita.
Me
excita, me mata, ver a Poseidón,
un gran
hombrote, un gran machote,
que con
ese cuerpo a cualquier mujer
Desbarata.
Yo quiero,
yo quiero que me haga el sexo en
ese rincón,
quiero morirme viendo estrellas
o morirme
de la emoción a como lo hace
Afrodita
la bella.
Y
Afrodita que se las traga toditas, que se
vuelva loquita,
pues cree que porque Dios
la dotó
con los dos, derecho me quita.
Esto ya
no es una guerra de los Minotauros,
es una
verdadera prostitución entre Poseidón
y los
centauros que tienen sexo igual que
los cabros.
Atenea,
Atenea cuando se la ve a Eneas
el vientre
menea, pero el viejo Eneas del
susto se
mea.
Ay que
odisea la mía cuando uno más desea
irse con
Poseidón en esa marea aparece
Pericles
enseñando el popsicle y con el tridente
Poseidón
lo agujerea.
Yo me
quedo con Poseidón porque me da
para el
pan y para el calzón ¿y Pericles?
no me
da ni para los chicles.
Ivette Mendoza