Entre el poema y la mansedumbre
es decir entre el sentimiento
y la palabra, entre lo tuyo y
lo mío, yo hilvanando un rayo de 
luz desde el vientre de  Gaía 
para posarme en la cúspide 
del Olimpo como lo antagónico 
del tiempo hacia la superficie
sutilísima de los Titanes.
¿Raptada por Pegaso?
cuánta cólera levantará 
Poseidón dentro de las aguas
que hará tinieblas a Delfos
y a los delfines.
Pero el silencio me habita,
me habita el cielo y el mar
traspasaré su extremadísima 
ira de astro explosivo, me
contemplará Homero en su
idílica odisea y mi sombra 
neutralizará la fiereza de 
cualquier huella que opaque
el verso,
entre tú y yo, el divino amor
con que se escribe.
Ivette Mendoza 
