Por la noche
Todos los corazones son pardos
Pero su buena memoria
se conserva al instante.
Entre la oscuridad y la luna
Se forma una sombra pasmada y solitaria
Como el agua que no conoce su dominio
Y llevan el
rostro de nadie.
En mis senos habita un río de rimas
Ajustándose a un amor olvidado
Dentro del insomnio taciturno nocturno.
Duerme a mi lado un hombre de cuerpo azul
Que lleva el amanecer en sus ojos
Y con un efluvio en sus labios
Preña la aurora.
Yo soy el poema, si soy el poema,
El líquido girasol que atraviesa
Tu cuerpo intangible
Y se evapora en ti.
Ivette Mendoza