En el azogado olor del tiempo se marcan las horas
absurdas entonces me enojo
Y decapito el destartalado recuerdo que crecía como bejuco
en el valle reseco de
Mi alma.
Soy más que una estepa verde de pasión, Soy el frenesí
desbordado de metáforas
Que me induce a escribir y olvidar cuando la razón es
necia y quema.
El sabor de mi cuerpo excitante, apetitoso, penetra exquisito
dentro de las papilas
Gustativas de tu erótico corazón y te hace perder la
cabeza.
La única gruta que conozco y no tiene laberintos, es
la gruta del amor donde me
Entrego libremente sin el cuchicheo ni la mirada de la
gente.
Tu liquida pasión me desintoxica y siento la vida como
un sueño de metáforas
Sin misterios que a su vez las noches son azules y los
días sin tenerlos que
Batallar.
Tu corazón se vuelve agua en el desierto socavando
arenas profundas
Mientras el mío crece como una palmera y luego huye de ti.
He nacido de nuevo para conquistarte y para volver a reescribir
la vieja historia
Nuestra.
Llegaré a ti con mi destreza antropofágica pasional para
que pueda calmar
Tus gestos marchitos que se encienden como luces del
Madison Square.
Todos somos iguales cuando el dolor es el mismo,
cuando el miedo nos persigue
Tieso y parejo y las lágrimas se vierten por el mismo
lugar.
Yo recuerdo que estuve allí, que palpé tu cuerpo, besé
tus labios cuando el cielo se
Abría como una rosa mística y sucumbimos al ensueño.
Ivette Mendoza
2015