Anochece el cielo en tus labios al que arranco con los
míos
De un tirón y me somete a tu esclavitud.
Vientos que se estremecen en el acaramelado impío ramaje
Y su brisa parece una sinfonía de luciérnagas
rimbombantes.
Nuestro lecho es la fraganciada algarabía entre los
pechos
De la luna arcana y el lascivo sol que alumbra
nuestros días.
Mi corazón es un volcán de ensueños que al explotar se
Esparcen en tu pecho como una llovizna de oro y tú me
amas y no lloro.
Cada árbol es como un ramillete que se acerca a mí y
en mis
Manos pone un manojo de esperanzas.
Tus besos vienen bien torneados desde la colmena en el
cual
Hoy dejan un sabor dulce en mis labios.
Mi cuerpo es tu reino, soy tu reina
Mi corazón es tu
cielo, soy tu ángel
Y mi alma la estrella primorosa que te alumbra
Hasta en tu tristeza más profunda.
Tu pasional energía que tiende a crecer como la
levadura con sus uñas
Exquisitamente graba dentro de mi alma dos palabras,
“Te amo”
El canto puritano galopa en la sombra fantasiosa y
como
Un amante dogmatizado de pasión se interpone entre los
Dos.
Ivette Mendoza
2015