Se hunde en nieve el sueño
En valles con ojos sin fondo
Nieva, sobre la noche negra
Con un efecto asfixiante.
Crece un racimo de lágrimas
Deleitándose en sí mismo
A la orilla de un barranco
Y en cuyo rostro
Su memoria ha olvidado.
Hoy los peces de pan
Se han
congelado
Y un mar de soledades
Se ha formado.
La penumbra se espesa
De sal, de espuma, de heno
Se filtra cabeza
Por donde tres nidos de agua
Derraman pereza.
Ivette Mendoza