Cierra la puerta, el teléfono suena,
contra el esturión, Poseidón
en el mar de avena se vierte el pulmón,
al mar comestible, al mar intangible
al mar comestible, al mar intangible
y respira y va y respira y va.
Remolino de la vieja navaja
alza el celo de la hembra,
sonrisa de almendra
más parecía que andaba torcida
más pululaba la mosca a su orilla
por culpa de un muerto
que confundió el oro por
la masa que comía un loro.
Muéstrame, cierra la puerta, muéstrame
quien duerme en mi dorso
no es la mano pachona
no es la mano pachona
quien duerme a mi lado eres tú.
Ivette Mendoza