La rutina, la atracción de los cuerpos
desde lo dulce y amargo
es rutina de madera el litoral del ciprés,
el que me concede descender por
el halo de luz,
con la señal giratoria de las estrellas.
Años bisiestos por un solo recorrido,
los que se funden, se funden en su propio confín,
junto aquel rocío que hoy nos encadena.
Tu barba blanca. Tu paciente entender,
la rutina lunar de la dulce galaxia.
la rutina lunar de la dulce galaxia.
Ivette Mendoza