Melodía primera de la primavera.
Melodía de almas picaflores.
Su pretérita sangre de penumbras.
Al cuerpo de ciegas bienaventuranzas.
Y a la efervescencia de un claro día.
Melodía atravesada por la indolencia.
Verdor del tiempo que se dispersa.
Hacia la astrología homenajeada.
Por la mácula derribada con el tiempo.
Donde amar y ser amada era mi destino.
Al cuerpo amorfo de mis insomnios.
Autora de un racimo maduro de poemas.
Que una vez sembré para poder amar.
Ivette Mendoza